La Suerte me Sonríe

Nunca me gustaron mucho los juegos de azar, bueno, me gustarían si ganase algo, pero supongo que no nací para tener fortuna en el juego (ni en el amor, pero eso ya es otra historia). Ya desde niño me quedó claro, tras reducir drásticamente mi dieta a la ingesta masiva de yogures Danone, eso sí, de todos los sabores: vainilla, coco, macedonia, perapiña... con el fin de dar con la tapa premiada y conseguir aquel álbum de cromos de "Dartacán" del que todos los niños hablaban. "A mí me tocó ayer, cuando tomaba el yogur del postre..." aún retumban en mi conciencia las palabras del más repelente de mi clase.

Alimentarse a base de yogures no era tan malo, después de todo en el envase lo decía bien claro: contiene calcio, proteínas y 9 vitaminas... Aunque al final, tras estar al borde de la anemia y de causar una depresión irreversible a mi preocupada madre, me di cuenta que no ganaría nunca el dichoso álbum de Dartacán y me rendí.

Hoy, más de 20 años después, he vuelto a caer en el juego y no, tranquilos, no he decidido volver a la dieta del yogur, no por nada, sino porque el álbum de Dartacán estuve preguntando y ya lo descatalogaron. Simplemente me desperté con el "gusanillo" de que algo bueno me iba a ocurrir, así que me fui al quiosco a comprar el tabaco nuestro de cada día y ahí lo vi frente a mis ojos: "29 millones de Bote! Euromillones." Joder, por unos instantes todo encajaba y mi vida parecía tener un sentido, así que sin pensármelo dos veces cogí un boleto y me lo traje a casa.- Juego tan poco, que hasta tuve que leerme las instrucciones al dorso para ver cómo se hacía. Fácil, sólo marcar unas cuantas casillas aleatorias con una X y listo. Volví al quiosco a entregar mi boleto, pero con dudas de si habría marcado bien las casillas adecuadas, a parte de los números hay otras casillas con informaciones a elegir. "Mire a ver si mi anciana madre no se ha equivocado, que la pobre es muy mayor y no tiene mucho tino" le dije al quiosquero, que me miró con cara de póker, como diciendo "¡pero si tú no tienes madre!".

Más tarde, me fui a hacer la compra, a uno de esos hipermercados donde se pierde mucho tiempo y donde uno es capaz de comprar cosas que no necesita, pero hoy me daba igual, a la noche cuando salieran los resultados del Euromillón, yo iba a ser rico, y podía permitirme todos los caprichos del mundo, incluído el álbum de Dartacán con todos los cromos que subastaba ahora, veintitantos años después, el niño repelente de mi clase en eBay.

En el hipermercado tuve un indicio de que era mi día de la suerte, casualmente al pasar por el pasillo de los famosos yogures, paré a coger mis preferidos para el desayuno... normalmente llevo dos packs de cuatro, pero hoy, como sabía que a la noche sería rico, decidí comprar tres. Los metí en el carro y una chica que nunca había visto por allí, se abalanzó sobre mí y me dijo: "Señor, un segundo... Tenemos una promoción, como usted lleva 3 packs tiene un premio". ¿Lo ven? ¡Un clarísimo indicio de que era mi día de la suerte! La misteriosa mujer sacó un taperware enorme de no sé muy bien dónde y me lo encasquetó en mi carrito. No vean cómo se me subió el ego en aquel momento, miraba a todos los demás clientes por encima del hombro, hasta miraba a sus carritos con desprecio, como diciendo: "¡Já! Eres un clase baja, sólo llevas un pack de yogures".

Cuando volví a casa, a penas coloqué parte de la compra en la nevera y me senté frente al ordenador, con la tele puesta mientras refrescaba la página web de los euromillones sin cesar... Así estuve dos horas casi, hasta que descubrí que el sorteo se hace a eso de las 21:00, hora de aquí. Bueno, total, anunciaron el número ganador... en sólo unos segundos vi como todos mis planes de futuro y mis delirios de grandeza se iban a la mierda uno tras otro con cada número que comprobaba... ¡¡NO ACERTÉ NI UNO!! Un duro golpe de realidad, en el que se juntaban un puñado de números que se reían de mí y la chillona voz del niño repelente de mi clase en mi conciencia, diciendo: "Tú no tienes el álbum, tú no tienes el álbum...".

Bueno, ahora, unas horas después, intento consolarme... no gané 29 millones de euros, pero tengo un enorme taperware azul, que seguramente no utilice jamás puesto que es muy grande y yo vivo solo... por cierto, ¿les dije qué emblema lleva grabada la tapa de la dichosa fiambrera? ¡El logotipo de Danone! Creía que la suerte me sonreía, pero creo que más bien se ha descojonado de mí.